Olvídate de los maratones de limpieza en que a marchas forzadas te exhaustas por regresar la dignidad a tus cuartos, cocina, sala y baños. El orden y la limpieza no tienen porqué ser motivo de pesar si sabes cómo abordarlos y administrar tu tiempo de manera inteligente y sobre todo, sin frustrarse en el intento.
Te compartimos algunos pequeños tips que te tomará solo unos minutos al día pero que harán una gran diferencia en cuanto a mantener el orden y la limpieza en el hogar.
Haz la cama todos los días
Está comprobado, una cama tendida le da a tu habitación una apariencia ordenada y además genera una sensación de bienestar y tranquilidad. Imagina llegar a tu recámara después del trabajo y ver una cama hecha, es la mejor bienvenida que puedes tener.
Si lo ensucias, lo lavas
No hay nada más desolador y que provoque más sensación de desorden y suciedad en la casa que entrar en la cocina y ver el fregadero lleno de sartenes, platos y cacerolas sucias, con restos de comida. cómo dice el dicho, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Lava los platos después de cada comida, y no dejes que se apilen ni esperes a necesitar algo de la vajilla para ponerte a limpiarlo.
Despeja la cocina
Después de cada comida, recoger la mesa y despejar la encimera. Guardar los platos antes de irse a dormir te permitirá arrancar al día siguiente con el pie derecho. Al principio puede ser tedioso, pero solo toma cinco minutos, lo agradecerás cada mañana cuando entres a preparar el desayuno a una cocina en orden.
Mantén el refrigerador limpio
Un foco de estrés es el refrigerador. Si éste está sucio, cada vez que lo abras te pondrás más ansioso. Lo primero es tirar todo lo que huela mal o lo que ha caducado y pasar un trapo por los estantes y cajones. Organizar los alimentos dejando más a mano los que más utilices, y trata de mantener siempre ese orden. Un buen tipo es colocar una hoja de papel de cocina en el fondo de los cajones para facilitar la limpieza. Así, cada vez que se ensucia, se cambia y listo.
Seca el baño después de su uso
El sarro puede dejar marcas en azulejos y vidrios y se van acumulando residuos de jabón con el tiempo. Antes de salir de la regadera, pasa un trapo sobre la superficie de paredes y canceles para secar las gotas y que no dejen marcas de agua.
